Una frase de La historia de Roma, libros 1-5

“Lo que se necesitaba no era simplemente un hombre resuelto, sino un hombre que también estuviera libre de la red de controles legales. Siendo tales las circunstancias, Quincio declaró que nombraría Dictador a Lucio Quincio Cincinnatus, convencido de que en él había valor y resolución a la altura de la majestuosa autoridad de ese cargo. La propuesta fue aprobada por unanimidad, pero Cincinnatus, vacilando en aceptar la carga de la responsabilidad, preguntó en qué estaba pensando el Senado para desear exponer a un anciano como él a lo que debe resultar la más dura de las luchas; pero la vacilación fue en vano, pues cuando de todos los rincones de la Casa llegó el grito de que en ese corazón envejecido había más sabiduría – sí, y coraje también – que en todos los demás juntos, y cuando se amontonaron alabanzas, bien merecidas él y el cónsul se negaron a ceder ni un centímetro de su propósito, Cincinnatus cedió y, con una oración a Dios para que su vejez no trajera pérdidas o deshonra a su país en sus problemas, fue nombrado Dictador por el cónsul.

Livy

La historia de Roma, libros 1-5: La historia temprana de Roma.