“Es como si imaginaras un charco despertando una mañana y pensando: ‘Este es un mundo interesante en el que me encuentro, un agujero interesante en el que me encuentro, encaja perfectamente en mí, ¿no? De hecho, me queda asombrosamente bien, ¡debe haber sido hecho para tenerme en él! Esta es una idea tan poderosa que a medida que el sol sale en el cielo y el aire se calienta y, gradualmente, el charco se hace cada vez más pequeño, todavía se aferra frenéticamente a la idea de que todo va a estar bien, porque este mundo estaba destinado a tenerlo en él, fue construido para tenerlo en él; así que el momento en que desaparece lo toma por sorpresa. Creo que esto puede ser algo de lo que debamos estar atentos. Todos sabemos que en algún momento en el futuro el universo llegará a su fin, y en algún otro punto, considerablemente antes de eso, pero aún sin presionar de inmediato, el sol explotará. Creemos que hay mucho tiempo para preocuparnos por eso, pero por otro lado es muy peligroso decirlo … creo que debemos tener una perspectiva más amplia de quiénes somos y qué estamos haciendo aquí si vamos sobrevivir a largo plazo «.

Douglas Adams,

El salmón de la duda.