Una frase de El barril de amontillado

“Las mil heridas de Fortunato las había soportado como mejor podía, pero cuando se aventuró a insultar, juré venganza. Tú, que tan bien conoces la naturaleza de mi alma, no supondrás, sin embargo, que dio expresión a una amenaza. Al fin me vengaría; Este era un punto definitivamente resuelto, pero la misma precisión con la que se resolvió excluyó la idea de riesgo. No solo debo castigar, sino castigar con impunidad. Un agravio no se repara cuando la retribución alcanza a su reparador. Tampoco se repara cuando el vengador no logra hacerse sentir como tal ante el que ha hecho el mal. »

Edgar Allan Poe,

El Barril de Amontillado