“¿Pero quién ora por Satanás? Quien en dieciocho siglos, ha tenido la humanidad común de orar por el pecador que más lo necesitaba, nuestro único compañero y hermano que más necesitaba un amigo pero no tenía uno solo, el único pecador entre todos nosotros que tenía el más alto y más claro derecho a las oraciones diarias y nocturnas de cada cristiano, por la sencilla e inexpugnable razón de que la suya era la primera y más grande necesidad, siendo él entre los pecadores la más suprema? »
Mark Twain