“Podría desarrollarse un cuento cuya palabra más ligera
Desgarraría tu alma, congelaría tu sangre joven,
Haz que tus dos ojos, como estrellas, partan de sus esferas,
Tus cerraduras anudadas y combinadas se separan,
Y cada cabello en particular para ponerse de punta
Como púas sobre la porpentina inquieta.
Pero este blasón eterno no debe ser
A oídos de carne y hueso.
¡Lista, lista, oh lista! »
William Shakespeare,
Hamlet.